No existe una técnica mejor o peor, lo que sí que existe es una mejor o una peor utilización en cada caso.

Como ya hemos explicado varias veces, “Cada lesión es diferente, cada paciente es único”. Para entender esto, os vamos a contar una historia:

Un día, Juan descubre que no le arranca el coche. Es un gran problema para Juan, pues es comercial y tiene 2 hijos. Necesita el coche para su trabajo, para poder llevar a sus hijos a clase y para poder tener una vida con más comoda.

Juan acude a un mecánico muy famoso que no logra descrubir qué le ocurre al coche. Un amigo le recomienda a su mecánico, que es quien arregla el coche a los famosos, y tampoco da con el problema.

Después de recorrer toda su ciudad en busca de los mejores mecánicos que ofertan sus técnicas innovadoras para arreglar los coches (“TODOS LOS COCHES” según afirman en sus redes), le recomiendan cambiarse de coche.

El día antes de comenzar a buscar un nuevo coche, se encuentra con su amigo Francisco. Él le recomienda un mecánico que estudia cada caso con profundidad, no se vende como el salvador de los coches, simplemente estudia cada caso. Así que Juan decide ir a visitarlo.

Cuando Juan llega al taller, José (el mecánico) empieza a mirar el coche, abre el capó, lo intenta arrancar y no arranca. Estudia minuciosamente el coche.

De repente Juan ve como José saca una tuerca del motor, la sopla y la vuelve a conectar. Y de repente… ¡¡¡ARRANCÓ!!! ¡¡¡Una simple tuerca!!! Juan no daba crédito, había visitado todos los mecánicos de su ciudad y ninguno había podido encontrar el problema.

Lo que José había realizado era una buena valoración, se había parado a estudiar el problema del coche. No vendía técnicas innovadoras, simplemente había estudiado el caso de Juan minuciosamente y había descubierto cuál era el problema.

Lo que para unos puede valer, para otros no.